Lugar: España, Catalunya, Tarragona, Priorato, Siurana
fotos: Oscar Papiol
Uno de los lugares más interesantes para visitar (y fotografiar) en la provincia de Tarragona es el pueblo de Siurana, agregado al municipio de Cornudella del Montsant, a los pies de la Sierra del mismo nombre. Pese a que el pueblo está completamente restaurado y cuenta con un gran número de restaurantes y plazas de alojamiento para lo pequeño que es (32 habitantes censados en 2012), personalmente lo recomiendo por sus vistas. Asentado sobre un peñón de roca caliza, desde sus miradores podremos gozar de unas vistas prácticamente panorámicas tanto de la sierra (donde se encuentran unas de las mejores paredes naturales para practicar la escalada) como del embalse de Siurana. No obstante, para los interesados en monumentos y arquitectura, el casco antiguo cuenta como centro con la iglesia de Santa María, edificio románico de una sola planta del S. XII.
Pese a su situación, el pueblo de Siurana está bien comunicado desde los mayores núcleos de población de la Costa Daurada: Reus, Tarragona, Salou, Cambrils, Port Aventura… el núcleo de partida debe ser la carretera nacional N-420 (dirección Teruel) hasta enlazar con la C-242 en el pueblo de Les Borges del Camp. No la dejamos durante aproximadamente 20 Km hasta llegar al pueblo de Cornudella del Montsant. Lo cruzamos siguiendo la carretera y a unos 500 metros encontraremos un desvío a la derecha, que es la carretera municipal que nos llevará a la cima del peñón. Ésta presenta, en ocasiones fuertes curvas y desniveles pronunciados que nos harán un poco largos los 8 Km de ascenso. Una vez arriba, no tendremos excesivos problemas para aparcar, ya que hay una explanada destinada a aparcamiento (el acceso al pueblo está prohibido en coche excepto para los residentes).
En cuanto al interés estrictamente fotográfico, debemos destacar:
– Deportivo: Desde la parte norte del pueblo, en los miradores encarados hacia la Sierra del Montsant, tendremos una buena perspectiva de un par de paredes de escalada. Con un buen teleobjetivo, podremos obtener buenas fotografías de las maniobras de los escaladores y disfrutar como espectador privilegiado de este deporte.
– Monumentos: Iglesia de Santa María, principalmente su vuelta de arco y su mural incrustado.
– Paisaje: pantano de Siurana, Serra del Montsant,
– Calles: casas rústicas restauradas, adoquines…
La visita a Siurana es recomendable de día, puesto que de noche, a parte del encanto del propio pueblo, no dispondremos de vistas panorámicas atractivas.
En cuanto a las actividades complementarias, los amantes del excursionismo, kayak y BTT disfrutarán de la zona, ya que en el pantano de Siurana y su camino que lo bordea se pueden practicar estos deportes sin ningún peligro para los niños y en un entorno de relax muy saludable. Siguiendo el sendero alrededor del embalse podemos llegar unos saltos de agua medianos ideales para darnos un chapuzón en verano y sin ningún peligro para los niños, en poco más de 30 minutos de excursión a pie.
Además, la zona es conocida por su oferta gastronómica y de hostelería. En lo alto del peñón se encuentran un camping y un hotel de 4 estrellas, con restaurante en su interior (realmente espectaculares las vistas).
En el casco antiguo también hay varios restaurantes, todos ellos recomendados en guías rurales turísticas por su calidad y los alrededores (Cornudella del Montsant y Arbolí) principalmente también podemos encontrar restaurantes de calidad, que suelen estar llenos en la temporada de caza y fines de semana.
La leyenda de la reina mora es uno de los elementos místicos que también hacen interesante la visita a Siurana:
(Foto: www.panoramio.com)
«Cuenta una leyenda recopilada por el escritor Juan Amades que Siurana era el dominio de la reina Abd-el-azia, de gran belleza. Los cristianos, liderados por el señor de Tarragona Amat de Claramunt, incapaces de conquistar la población, se sirvieron de las artimañas de un traidor judío, que les ofreció la entrada al castillo. Los cristianos penetraron y mataron a casi toda la población, pero Abd-el-azia, segura de su fortificación, celebraba mientras tanto una fiesta en una de las salas del palacio con la nobleza del lugar. De repente, una flecha entró por la ventana, y se clavó en la mesa. La reina, envuelta en el pánico general y viéndose derrotada, subió a su caballo blanco y se dirigió al precipicio cercano. Perseguida por los cristianos y para evitar que el caballo por instinto se detuviera ante el abismo le tapó los ojos, pero el animal, al darse cuenta del peligro, quiso parar y clavó sus patas en el suelo, de modo que quedó la huella de su herradura en la roca. Otros dicen que las marcas de herradura son del impulso que tomó antes del salto. Sea como sea, la tragedia fue inevitable y hoy en día puede verse clavada en la roca la huella del caballo en el lugar que se denomina el Salto de la Reina Mora.
Otra variante cuenta que la reina estaba bañándose cuando vio la ciudad siendo atacada. Ante la desesperación, salió desnuda del agua y se montó en el caballo para dirigirse al despeñadero.»
